El partido fue cerrado y áspero desde el inicio.
La selección isleña selló este martes un histórico boleto a la repesca mundialista tras vencer 1-0 a Hungría en un duelo cargado de tensión, nervio y épica. El equipo insular, que llegaba obligado a ganar para mantener viva la esperanza de clasificar al próximo Mundial, protagonizó una noche inolvidable ante su afición, que colmó el estadio y empujó hasta el último segundo.
El partido fue cerrado y áspero desde el inicio. Hungría, consciente de que el empate la favorecía, retrasó líneas y apostó por el contragolpe, mientras que los isleños chocaban una y otra vez contra la muralla defensiva visitante. La ansiedad crecía en las gradas y en el césped.
Cuando el reloj rozaba el minuto 88, llegó el estallido: un centro desde la derecha, un rebote dentro del área y el capitán isleño, con alma y determinación, empujó la pelota al fondo de la red. El estadio se vino abajo. El gol no solo significó la victoria, sino también la clasificación a la repesca, un logro que el país celebró como si ya se hubiera ganado la Copa del Mundo.
Los últimos minutos fueron un sufrimiento colectivo. Hungría lanzó balones largos en busca del milagro, pero la defensa isleña resistió con valentía hasta el pitazo final.
Con esta victoria, la selección isleña se coloca a dos partidos de hacer realidad un sueño que parecía impensado hace unos años. Ahora, el equipo se prepara para la repesca con la ilusión intacta y con la convicción de que, si se logró esta noche épica, nada es imposible.
