El clásico paisa volvió a teñirse de verde y blanco, y Nacional celebró una noche más de gloria.
Atlético Nacional volvió a escribir su nombre con letras doradas en el fútbol colombiano. En una final cargada de tensión, historia y orgullo paisa, el Verdolaga derrotó 1-0 a Independiente Medellín y se consagró campeón de la Copa Colombia, ratificando su estirpe ganadora.
El estadio fue testigo de un clásico intenso, disputado como se juegan las finales: con pierna fuerte, nervios a flor de piel y pocos espacios. Medellín intentó imponer ritmo y presión, mientras Nacional apostó por el orden, la paciencia y la eficacia, consciente de que en este tipo de partidos un solo error puede definirlo todo.
La jugada que cambió la historia llegó al minuto 6 del primer tiempo. Andrés Román, apareciendo como una flecha por la banda, encontró el espacio justo y sacó un remate certero que venció al arquero rojo, desatando la euforia verde en las tribunas. Fue un gol de final: oportuno, contundente y decisivo.
Tras la anotación, Nacional supo administrar la ventaja con inteligencia. Cerró líneas, se hizo fuerte en defensa y resistió los intentos desesperados del DIM, que empujó hasta el último minuto pero se topó con un rival sólido y concentrado, decidido a no dejar escapar el título.
Con el pitazo final, la fiesta fue verdolaga. Atlético Nacional volvió a ganar la Copa Colombia, reafirmando su grandeza y sumando un nuevo trofeo a sus vitrinas, mientras Medellín se quedó con la frustración de haber luchado hasta el final sin lograr el empate.
