El Tiburón es líder de la serie con 11 puntos, mientras que los Escarlatas se quedaron con 5 unidades.
El Metropolitano volvió a ser un hervidero. Con el clima pesado de Barranquilla y la presión propia de una quinta fecha que podía definir el rumbo del Grupo A, Junior recibió a América de Cali en un duelo donde el margen de error era mínimo. El Tiburón, obligado a hacerse fuerte en casa para acercarse a la final, salió decidido a imponer condiciones. Y lo logró: una victoria sufrida, trabajada y celebrada con alma, 2-1 ante un rival que nunca dejó de competir.
El partido empezó con un Junior intenso, dueño de la pelota, empujado por su gente y por la urgencia de mantener el liderato. América resistía, replegado, esperando el golpe adecuado para contraatacar. La tensión crecía mientras los minutos pasaban sin un dueño claro del marcador.
Todo cambió al minuto 65. Josen Escobar, que había intentado sin suerte en la primera parte, encontró su momento de gloria. Recibió de frente al arco, levantó la cabeza y, sin pensar demasiado, soltó un bombazo desde media distancia. La pelota viajó con violencia, buscó el ángulo como si tuviera destino propio y dejó estático a Mauro Silveira.
Pero el alivio duró poco. Junior reaccionó como un grande. En una falta al borde del área, Zidane Peña pidió la pelota con convicción. Tomó carrera y conectó un remate fuerte, seco, de esos que rompen esquemas. La barrera saltó tarde, Soto no alcanzó a reaccionar, y el empate hizo estallar a la afición rojiblanca. El partido volvía a emparejarse y el nerviosismo empezaba a sentirse en las tribunas.
Junior no se desesperó, pero sí entendió que el tiempo se agotaba. Teófilo Gutiérrez, siempre lúcido, siempre protagonista en los momentos clave, apareció en el sector derecho para sacar un centro que no llevaba potencia, pero sí precisión quirúrgica. En el área, Didier Moreno se movió con instinto goleador: atacó la pelota, la encontró entre piernas rivales y la empujó al fondo del arco a tres minutos del final.
Explosión. Gol de raza, gol de carácter, gol para ganar partidos decisivos.
El 2-1 dejó sin respuesta a América, que ya no tuvo fuerza para reaccionar. Junior administró el cierre y celebró un triunfo que vale más que tres puntos: vale acercarse a la final y reafirmar que en el Metropolitano nadie manda más que el Tiburón.
Con esta victoria, Junior llegó a 11 puntos y se mantiene firme en la cima del Grupo A. Atlético Nacional lo sigue con 8 unidades tras vencer a Medellín, que continúa hundido con solo 2 puntos. América, con 5, queda en una posición incómoda, obligado a ganar y esperar resultados para soñar con la clasificación.
La noche quedó pintada de rojo y blanco. Junior dio un paso gigante. La final está cerca, y Barranquilla lo sabe.
