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“Junior no será el último club que dirija”: Cesar Farías

by Ray Ayala del valle

El técnico venezolano habló en rueda de prensa y manifestó que no hay ningún tipo de problema si le toca irse del equipo barranquillero.

En el ambiente tenso que dejó en el campo la derrota ante América, el técnico venezolano se vio obligado a aclarar su posición. Con palabras medidas y una profunda aceptación de la situación, Farías dejó en claro que, pese a los altibajos, su compromiso con el club es tan firme como su convicción de enfrentar cada desafío. Su declaración —donde admite que “no hay ningún tipo de problema si me toca irme o no… es algo situación normal de fútbol”— demuestra una madurez que invita a la reflexión: en momentos de crisis, el verdadero liderazgo se mide en la capacidad de asumir responsabilidades sin recurrir a excusas.

El estratega, al afirmar que “Junior no será el último club que dirija”, se distancia de la narrativa de inmediatez y culpabilidad que a menudo impera en el ambiente deportivo. Al dejar la decisión final en manos de la directiva, mencionada como “la familia Char”, Farías se posiciona en un terreno de respeto y compromiso contractual. Su respuesta, que incluye la promesa de tomarse un abrazo de despedida en caso de salida, revela la solidaridad y gratitud hacia quienes han confiado en su labor desde el inicio de su estadía en el club. De esta forma, su mensaje se comprende en dos sentidos: por un lado, se reafirma el vínculo con Junior, y por otro, se prepara para los posibles giros que el destino le depare en esta carrera tan volátil.

En el análisis detallado de su intervención, el ex entrenador reconoce que ciertos momentos del juego—como la expulsión que alteró radicalmente la estrategia de su equipo—fueron determinantes. “Llegamos enfocados en el partido, después… se desnaturaliza [el juego] con la expulsión”, admite, haciendo énfasis en lo difícil que es reestructurar un plan táctico cuando el rival se beneficia de la desventaja numérica. Este comentario no solo refleja la crudeza del fútbol, sino también la realidad de cómo un solo incidente puede cambiar el rumbo de un encuentro, dejando poco margen para la recuperación.

Asimismo, Farías puntualizó que “luchamos, aguantamos… pero no pudimos obtener el resultado deseado”, evidenciando asimismo la frustración acumulada en un equipo que, a pesar de su esfuerzo, no consiguió capitalizar sus oportunidades. Esta falta de definición en los momentos clave del partido es uno de los síntomas de una serie de cuestiones tácticas y psicológicas que deben ser abordadas a futuro, y que, sin duda, se convertirán en materia de análisis en las próximas reuniones internas del club.

La presión que vive el conjunto rojiblanco también se hizo notar en sus declaraciones: “El equipo no está en un momento de confianza, mucha presión, mucha frustración”. Con estas palabras, el técnico deriva la tensión colectiva en una reflexión sobre la importancia de mantener el orden y la concentración, especialmente cuando los momentos de triunfo parecen estar a un paso, pero se deslizan entre los dedos por la falta de cohesión y el nerviosismo acumulado.

Finalmente, en una muestra de integridad personal y profesional, Farías reiteró: “No busquemos culpables en jugadores, árbitro, la gente, el periodismo. Yo la asumo”. Al no poner excusas, el técnico aduce su responsabilidad en las decisiones del equipo, salvo el margen de error inherente al deporte. Este comportamiento demuestra una capacidad de autocrítica valiosa, que aunque pueda generar polémica, denota la disposición para asumir lo propio y aprender de cada experiencia, por más amarga que resulte.

Por ahora, el futuro del estratega se encuentra en un delicado limbo, determinado por una combinación de resultados en cancha y la decisión que tomará la directiva de Junior tras evaluar el desempeño del equipo en estos cuadrangulares. Con contrato vigente y con una trayectoria que, pese a las controversias, sigue siendo objeto de debate, solo el tiempo dirá si la directiva opta por renovar el compromiso o por buscar nuevas alternativas que apuesten por cambios en la dirección técnica.

La incertidumbre, sin embargo, abre un campo de posibilidades para el futuro: ¿será este el momento de una transformación que revitalice el planteamiento táctico y emocional del equipo, o se convertirá en otro capítulo en la larga carrera de Farías, quien ya aseguró que “no será el último club que dirija”? La respuesta a esta pregunta no solo definirá la próxima etapa de Junior, sino que también marcará el legado personal de un entrenador que, a pesar de la adversidad, se niega a abandonar la lucha.


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